Este mítico mineral popularmente conocido como “la piedra
del cielo”. La turquesa es apreciada desde la mas remota antigüedad por
diversas culturas, desde el Tíbet al valle del Indo, China, Mesoamérica, etc.
Es conocida la
especial conexión de los nativos Americanos con los cristales y minerales por los
que sienten una conexión muy intensa sobre todo en el suroeste de los Estados Unidos.
De entre los que destacan por su profundo conocimiento de la turquesa son los Hopi, mineral por el que sienten una conexión ancestral
y con el que crean joyas muy apreciadas en todo el mundo por su calidad y belleza.
Gracias a su gran conocimiento sobre la turquesa de Los Hopis descubrieron que con plata atrae las energías lunares y con oro las energías solares.
Un detalle importante hablando de los indígenas americanos y
la turquesa es la capacidad de este mineral de protegernos de las radiaciones,
en particular si la colocamos alrededor del cuello. Lo sorprendente es que los
indígenas solían habitar zonas con abundantes depósitos de uranio a los que serian
inmunes gracias a llevar las turquesas sobre su piel.
Una curiosidad es que en muchas culturas alejadas entre si se pensaba y se sigue pensando que la
turquesa cambiaba de color cuando su propietario esta a punto de enfermar. Y
que al mismo tiempo protege de las
fuerzas e influencias malignas.
Estamos ante un mineral estrechamente ligado al chakra
garganta, desbloqueándolo y permitiendo una mejora de su funcionamiento en caso
de un alguna deficiencia, facilitando la comunicación a todos los niveles. Colocada
sobre el chakra garganta nos libera de inhibiciones facilitando la expresión y
disolviendo las actitudes negativas hacia nosotros mismos. Aportándonos calma
interna y facilitando la expresión creativa. Sobre el tercer ojo facilita la
relajación profunda y la intuición.
Como conclusión destacar que la turquesa es un mineral
excelente para tratar el agotamiento, la depresión y los ataques de pánico.
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